Persona (o entidad) que tiene la capacidad de influir en un cliente para que compre un determinado producto o servicio.
El mejor ejemplo que conozco de prescriptor es el médico. Cuando vas a la consulta de un médico y este te «sugiere» que tomes un producto ¿lo dudas? Los laboratorios farmacéuticos lo saben bien. Realizan sus acciones comerciales sobre los médicos no sobre los consumidores. Es cierto que el mercado de los medicamentos está regulado y son los médicos los únicos que tienen la capacidad legal para recetar. Pero, te voy a poner dos ejemplos (reales) de médicos que influyen en diversas compras
- Un pediatra recomienda a los padres, que hagan el zumo para sus niños, con una determinada marca de naranjas.
- Mi dermatólogo, cuando acudo con un problema, me prescribe un medicamento y siempre me aconseja productos cosméticos.
Si tienes una juguetería, ¿te ayudaría que los profesores o la asociación de padres de un colegio cercano recomendarán uno de tus productos? Vemos que el prescriptor puede no solo puede ser una persona, puede ser una entidad.
Características del prescriptor
- Tienen experiencia: conocen el producto y hablan de él. Cuando estás pensando en comprarte un coche ¿a quién preguntas? ¿a tu amigo taxista?
- El público de un prescriptor en reducido. En eso se diferencian de un influencer que se dirige a una masa de público.
- Un prescriptor ¿Recibe compensación económica? Tenemos un amplio espectro. Algunos no reciben nada y otros reciben una comisión. Y entre ambos extremos tenemos a los que reciben muestras gratuitas del producto o servicio y/o regalos.